Historia

El mercado de Estella surge en el siglo XII y está unido al propio nacimiento de la ciudad1, que fue creada como espacio de comercio y servicios del Camino de Santiago. Concretamente, el mercado de los jueves aparece ya citado en el Fuero de 1164.

En un primer momento, se ubica en el burgo de San Miguel, en la explanada de la iglesia, que todavía hoy se llama «plaza del Mercado Viejo», en alusión a su origen. Precisamente este burgo de San Miguel nace por la necesidad de dotar a Estella de un gran mercado semanal.

Años después, en 1187, cuando se funda el burgo de San Juan, se construye una amplia plaza para albergarlo: la plaza del Mercado Nuevo (actualmente plaza de los Fueros). Y en esta ubicación se ha seguido celebrando a lo largo de estos nueve siglos de forma prácticamente ininterrumpida.

Ya en esa época, los mercados diarios y semanales en Estella se complementaban con las ferias, celebradas en otoño durante quince días consecutivos, comenzado en San Miguel, el 29 de septiembre.

A lo largo de la Edad Media, las mercancías más vendidas en el mercado son las producciones locales: el ganado, el vino, el trigo, el aceite de oliva o los paños2. Se ofrece además miel, queso, lana, frutas, diversas telas y tejidos, y productos manufacturados de uso corriente como ollas, platos, cuencos de cerámica, o clavos y herrajes. Pero también se encuentran materias primas para su posterior transformación, como hierro, cera, cáñamo, lino, cuero o vidrio; e incluso hay constancia de la compraventa de productos exóticos como pimienta, azafrán, canela y “toda especiería”, incluido el azúcar3. Además, aunque la costa queda lejos, el pescado de mar ya se consume en la Estella medieval (por las clases adineradas principalmente). Así, se ofrecen, en fresco o en salazón, merluzas, besugos, sardinas o arenques.

Sin embargo, las mercancías procedentes del mundo rural cercano son las más importantes. En Estella confluyen las gentes de distintas poblaciones de la comarca con peregrinos y comerciantes vinculados al Camino de Santiago. De pueblos como Sartaguda, Los Arcos, Mendavia, Lana o Villatuerta traen la mayoría del ganado que se vende aquí. Y el cereal (trigo, cebada y avena) viene de Allo, Arróniz, Dicastillo, Lerín o Miranda, entre otras poblaciones.

Desde casi el origen mismo de Estella-Lizarra, a través del mercado semanal de los jueves se van articulando relaciones comarcales entre las poblaciones que acuden a él. Y al igual que sucede con la ciudad, ocurre con Tierra Estella: la formación de la Merindad está directamente relacionada con el mercado, pues engloba a las poblaciones de alrededor que semanalmente se juntan en Estella a realizar sus compraventas, con una distancia máxima de unos cuarenta kilómetros (recorrido aproximado en un día con carretas y caballerías). La Merindad se configura así como el territorio comprendido entre las sierras de Urbasa y Andía y la orilla del Ebro, como aparece citado ya en el siglo XIII. Es una división natural que coincide con la influencia económica del mercado en la comarca.

Mucho más cerca de nuestra época, en el siglo XIX, además del mercado de los jueves, se celebraba un mercado especial los domingos, dedicado a la venta de cereal.

Ya a mitades del siglo XX, en el libro Mercados geográficos y ferias de Navarra4, se refleja su gran importancia regional, al situarlo como el segundo más frecuentado de toda Navarra, tras el de Pamplona. También aparecen descritos los productos que se ofrecen o el origen de las personas que asisten:

Estella es hoy también mercado, como lo era entonces, donde afluyen cada jueves, las gentes del pie de Urbasa, de la Val de Ega, de la ‘Rioja Navarra’, de la Ribera y de la Montaña, en una palabra.
En el mercado se venden, principalmente, frutas y verduras de la Ribera, queso, sal y ganado porcino de la montaña, y aves y huevos de una y otra. En época normal era muy importante el mercado de piensos y legumbres, y últimamente ha adquirido gran importancia el de injertos de vid”.

El siguiente croquis del mismo libro refleja la distribución de los puestos en el mercado en 1948:

mercado estella-lizarra

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, la intensificación del sector agrario, el aumento de los monocultivos, la caída de la población rural, la globalización económica y diversos factores normativos y de política agraria, hacen que los productos locales y las personas productoras tenga cada vez menor presencia en el mercado.

También los hábitos de compra cambian, desplazándose del casco histórico de Estella a los centros comerciales de la periferia de la ciudad, o incluso a Pamplona o Logroño, para adquirir alimentos cada vez más procesados, mientras hortalizas, legumbres o frutas van reduciendo su aportación a la dieta diaria. Los impactos negativos de estos cambios en la economía local, en el mundo rural, en nuestra salud y en el medio son cada vez más evidentes.

Por este motivo, recuperar el papel de los mercados tradicionales y del comercio local en nuestro entorno es clave; porque han sido el origen y motor de Estella y Tierra Estella durante siglos y porque nos aportan numerosos beneficios sociales, económicos y ambientales que nos ayudan a mantener una ciudad y una comarca vivas, en clave de soberanía alimentaria.

1 Antonio Ros Zuasti, El nacimiento de Estella y sus castillos, Altaffaylla, Tafalla 2009. Este libro contiene un capítulo muy interesante sobre el mercado de Estella.
2 Para una información más detallada, consultar: Nelly Ongay, «El mercado de Estella en 1366», Príncipe de Viana 175 (1985).
3 Eloísa Ramírez Vaquero, «La vida ciudadana en Estella (siglos XIII-XVI)», Príncipe de Viana 190 (1990).
4 José Manuel Casas Torres y Ángel Abascal Garayoa, Mercados geográficos y ferias de Navarra, Zaragoza, 1948.

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